Cuantas veces hemos escuchado eso de que abrazar árboles es bueno? Pues bien, un estudio ha demostrado que es cierto.

Esta “moda” apareció en la época de los hippies, y por aquel entonces, nadie lo creía.

El simple hecho de estar rodeado de árboles, tiene el mismo efecto que abrazarlo. Os imagináis vivir en algún lugar rodeado de bosques? Ahora entiendo la longevidad de mis abuelos (jeje).

Son varios los científicos que han aportado en estos últimos tiempos diferentes beneficios que se consiguen al abrazar árboles. De hecho, hay algunas religiones o escuelas de pensamiento, ya tratan estos temas desde hace años.

Algunos de los beneficios demostrados son los siguientes

  • Enfermedades mentales
  • Déficit de atención e Hiperactividad
  • Niveles de concentración
  • Tiempos de reacción
  • Depresión
  • Alivio de dolor de cabeza

 

Pero, ¿cómo se consiguen estos beneficios?

Pues bien, parece ser que todo vibra. Y cuando digo todo, es todo. Nuestro cuerpo está en constante vibración igual que la naturaleza. Cuando ambas vibraciones se conjugan, afecta a los diferentes comportamientos biológicos. Esto quiere decir que la vibración de un árbol en consonancia con la nuestra, afectará a nuestro cuerpo (aunque no lo notemos).

La idea de las vibraciones cuenta con un respaldo de cientos de estudios científicos.

Una de las escuelas de pensamiento más conocida es el TAOISMO. El maestro taoísta Chia enseña a sus estudiantes a  meditar en la naturaleza, concretamente con los árboles. Mediante esta meditación, enseña a alinear el cuerpo de uno con el “aura” (o campo magnético) de un árbol. Chia explica que esta alineación puede ayudar a fluir y transformar toda nuestra energía negativa en positiva.

Si enseñamos desde pequeños a los más jovenes a tratar y cuidar la naturaleza, haciendoles entender lo importante que és, seguro que garantizaremos un mundo mejor para ellos y todos los que vengan después.

Lo que si sabemos seguros es que cuando una persona está rodeado de árboles en un bosque, nota la tranquilidad que se respira y lo a gusto que se está.

Written by Sergio Antón Hinojar